destierros
y tinieblas (1963, 1965,1995)
ELEGÍA
POR UN NIÑO MUERTO
Y el
niño abrió los ojos en la noche, y las plumas
de la muerte rozaron
su corazón: la fiebre
cantó sobre
los hilos de las venas.
Y vi los corrosivos
dedos sobre su boca,
y el serpentina tajo
que segaba implacable
todo el tallo del pulso.
Entonces,
cuando en el cielo
el viento se acercaba,
¡ay sólo entonces!,
rogué a solas
por él.
Y el
niño ardió en la noche, y las cárdenas uñas
se hundieron en la
tierna yema: sobre sus ojos
cintilaron las últimas
estrellas.
Y vi los dientes nítricos
royendo el virgen tuétano,
y en el centro del
pecho desmoronado todas
las hojas de su sangre.
Entonces,
cuando en la sombra
el trueno penetraba,
¡ay sólo entonces!,
miré la trama
lívida de la muerte y temblando
rogué a solas
por él.
Y el
niño vio la cara tras la pared: sus manos
se hundieron en las
olas cerosas: la agonía
hizo caer el sol entre
sus sienes.
Y desde su cabeza vi
el canasto escarlata
de la serpiente negra,
y entre el humo del rostro
los anillos de fuego.
Entonces,
cuando a sus pies el
rostro centelleaba,
¡ay sólo entonces!,
besé la tierna
frente y el final de sus ojos,
y solitariamente arrodillado
rogué a solas
por él.
Y las
bocas solares del delirio soplaron
en la frente del niño,
y el país de la muerte
fue del tamaño
de su corazón.
Y oí cómo
en la noche respiraba y subía
desde el gélido
rostro toda la edad del viento,
toda la eternidad.
Entonces,
cuando en la noche
los barcos zarpaban,
¡ay sólo entonces!,
miré las velas
rígidas en medio del espacio,
y rodeado de todas
las lluvias siderales
rogué a solas
por él.
Y en
el centro del mundo nos quedamos los últimos,
y devastó su
cuerpo el soplo que ascendía
solitario, dejándome
en lo oscuro.
Y me encontré
en el nunca con el niño de entonces,
y sobre las fronteras
baldías de la noche
rogué a solas
por él.
Entonces,
cuando el amanecer
en mí soplaba,
¡ay sólo entonces!,
entre el viento del
génesis y el trueno de la gloria,
vi sus ojos fulgentes
y su boca llameante,
y en la mitad del ciclo
terrible del silencio
rogó él
sólo por mí.
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