destierros y tinieblas (1963, 1965,1995)

 

EL ANCIANO RECUERDA SU JUVENTUD

Era en aquel tiempo el gran hijo de la tierra, y estabas entre mis ojos, llama ausente y lejana. Era el preferido de la vida: y el oro del aire, la gloria que el otoño encierra, la furiosa mañana de primavera ardían sobre mis sienes.

En aquellos días mi tiempo no era venido porque la tierra era mía, y la tierra temblaba con amorosos vaivenes bajo la noche oculta que gemía.

Era en aquellos años el alquimista ceremonioso del verde, el vanidoso esbelto, el señor de la vida, el príncipe sigiloso de los rebaños lascivos, el asesino de los asesinos, el tonto con toque de ángel. Y llegaba tu gigantesco soplo sobre mis hombros, en donde reclinaba un río oscuro el presente.

Un soplo cálido me envuelve desde que amanece: arde el vegetal allá lejos, cuando la tierra siente el último reposo del año, antes de hacer surgir la promesa de los muertos.

Entonces siento (tibia la almohada con huellas de dos manos) todo lo que vuelve: los sonidos lejanos que mi oscuro corazón percibe, los inciertos soplos de otras primaveras, los restos de una canción olvidada sobre los diez años de mi vida.

¿Cuándo?, ¿dónde?, ¿sobre qué amanecida y en qué lugar escuchaste las primeras notas de un estribillo viejo? ¿Cuándo, en qué lugar del tiempo escucho al que se ríe en la noche de mi tierra?

Pasos quedos de los amantes. Hace ya mucho tiempo y bajo cielos que no recuerdo, y en la lámpara una luz. Bajo los arcos gloriosos y los destierros de aquella juventud.

 

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