destierros
y tinieblas (1963, 1965,1995)
EL CRISTO HUECO
Edades grises, clavos
espectrales,
lívidas oquedades
y tornillos,
herrumbres y troneras,
cicatrices de muros.
¡Cerrar ventanas, tabicar
las puertas:
que no se vea, en cenicienta
máscara,
la roña, el
moho, los óxidos mortales,
el cardenillo de los
siglos!
Metido en su cajón
abandonado,
o en muchas cajas (mas
tapiadas siempre),
estiletazos en la
cara,
la estúpida
nariz, nariz risible,
y anónimo rincón
en donde vive.
O mejor: ya no vive:
se desvive:
o se murió y
a su agonía nadie asiste,
tirado contra el hueco
de la puerta,
rota la mano
que anteayer sanaba,
vacío y coronado
de la espina.
¡Oh cárdenos
desiertos de los ojos cegados!
¡Allí está
el Cristo de este mundo el Hombre!
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